miércoles, 19 de marzo de 2008

Fragmento de artículo sobre Big Fish


No importa la edad que tenga. Tim Burton (45) siempre será como Edward Bloom, el compulsivo contador de historias de El gran pez. Todos sus films, con mayor o menor tono autobiográfico, son como cuentos protagonizados por freaks entrañables que habitan universos fantásticos. Algunas de sus películas, dicen algo más sobre su espíritu de niño dark y casualmente, el nombre de sus alter ego más cercanos, tiende a repetirse. Primero fue Edward Scissorhands (El joven manos de tijera), luego Ed Wood y ahora Ed Bloom. Basada en la novela de Daniel Wallace, El gran pez es la historia del tal Edward Bloom (interpretado de joven por Ewan Mc Gregor y de mayor por Albert Finney), que en su lecho de muerte continúa relatando cuentos maravillosos y aventuras increíbles que él mismo, dice, protagonizó. Esa capacidad inagotable le hizo merecer el afecto y admiración de quienes lo conocieron, a excepción de su hijo. William (Billy Crudup, el guitarrista de la banda de rock de Casi famosos) lo considera apenas un obstinado mentiroso. Después de una separación de tres años, William vuelve a Ed enfermo. Quiere estar más cerca del padre al que siempre esquivó y descubrir la verdad detrás de la ficción. Se dice que El gran pez es la película más madura de Tim Burton. También debe ser seguramente la más autobiográfica. Es aquí donde su mundo indiscutible de freaks (que ya no parece tan extraño) se acomoda y surge en todo su esplendor, poniendo en evidencia al niño dark que Burton no dejará de ser nunca. Además, considerando su propia y reciente paternidad, El gran pez se transforma en una herencia y una explicación maravillosa sobre lo que él es, un contador de historias.

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